¡Soy muy macho!

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Hasta hace unos años, el machismo era el imperativo nacional, con los derechos de la mujer y las leyes para protegerlas, el “macho” fue tomando conciencia y poco a poco, se fue quedando en el olvido, aunque, eso es lo que se quiere creer, ya que “machos”, lo siguen siendo la gran mayoría.

Son muy pocos, contados los mexicanos que no se sienten “muy machos”, esos que son capaces de comerse el mundo a puños, de conquistar a la mujer que quieran, que se imponen, siempre a base de violencia, en su entorno y sobre todo entre sus conocidos.

Con eso de las redes sociales y los grupos de amigos a los que tengo el gusto de pertenecer, no es difícil que me lleguen vídeos donde se puede apreciar en toda su magnitud, “lo machos y entrones” que son, algunos de ellos dan una muestra clara de su valor y su audacia, sobre todo de su machismo, de su hombría, de su “no rajarse ante nada”:

Y como ejemplos:

El infeliz que jalonea y golpea a su madre y a su padre, filmado por uno de sus vecinos, que harto de los constantes abusos del infeliz, había decidido denunciarlo a las autoridades.

Y ni que decir del “machote” que, sin importarle, porque es muy macho, encontrarse en plena calle, comienza a golpear a su pareja, esposa, amante, novia, qué se yo, el chiste es que la golpeaba a dos manos, con los puños y luego la patea, para que aprenda quien es el macho.

Aunque no falta el “macho”, el valiente, el hombre que se acerca al reten de la policía y por la espalda le da un descontón al distraído guardián del orden, para luego echarse a correr a un lado, y como si lo que hubiera hecho hubiera sido la gran hazaña, busca a otro policía, que igual que el primero, se encuentre distraído deteniendo a otros agresores, y vuelve a cometer su “valiente” ataque, golpeando y después alejándose.

O aquel que con piedras en la mano comienza a lanzarlas en contra de la policía que trata de contener a los manifestantes, que enloquecidos quieren imponer su autoridad.

Y este que les arroja piedras, o el otro “muy macho” que los golpea a traición, son tan “machos”, audaces y valientes, que cuando algún policía logra ubicarlos y detenerlos, se tiran al piso y comienzan a pedir auxilio, como si fueran inocentes víctimas, incluso llegan al llanto y a pedir: “por su madrecita, déjeme, yo no fui”.

Estoy convencido que muchos han visto los vídeos de esos “machos” que pistola en mano lanzan el conocido grito: “ya se la saben, gentes, saquen los celulares”, y que no se tientan el corazón para golpear a quién se les pega la gana, siempre con el arma en la mano.

Y también han visto a estos “valientes” armados, que cuando son sometidos por los pasajeros, que cansados de tanto abuso, no dudan en darles una paliza y encuerarlos para que muestren sus miserias y los exhiban como lo que son, unas porquerías de la sociedad.

La forma en que lloran, suplican e imploran estos “valientes”, realmente resulta ridícula, aunque a algunas personas de buen corazón las conmueve ya que al ver la “agonía” del pobre asaltante, intervienen en su favor y piden que ya no los golpeen más.

Y hay “machos” que son de dar miedo, y también salen en los vídeos.

Como esos “machos matones”, que balacean a los policías después de haberles tendido una trampa para que acudan a algún lugar a prestar ayuda, misma que solicitaron vía telefónica.

O que simplemente los emboscan en algún paraje solitario, o cuando se encuentran ingiriendo sus sagrados alimentos, tomándolos por sorpresa y matándolos a traición y a mansalva, escudados en su “valor” y audacia.

Claro que en este catalogo de “machos”, no podemos olvidarnos de los que golpean a su esposa y a sus hijos, en el hogar, para imponer su ley y sus reglas, que todos tienen que obedecer, porque lo dicen ellos que son muy machos.

Ni de esos novios celosos y “machos” que jalonean y ofenden a sus parejas a la menor provocación, o que cuando van por la calle y alguien voltea a verlas de inmediato surge el clásico: “¿qué le ves, buey?” Pos si no quieren que las vean, que las tengan encerradas.

No niego que muchos de estos “machos celosos” son capaces de aventarse el tiro con aquel que le responda a la agresión, aunque eso no quiere decir que también tengan la capacidad de ganar el pleito, lo cual es peor, sobre todo para sus parejas, ya que ellas son, las que al final, recibirán los golpes de frustración por aquello de: “tu tienes la culpa por ser tan provocadora”.

Vivimos en un país de “machos”, de eso no tenemos la menor duda, y en las calles los podemos ver, caminando sin cubrebocas, empujando a la gente a su paso, gritando madres y mentadas a cualquiera, sin importar el motivo.

Los podemos ver en los puestos ambulantes, esos “machos” arrogantes que se encuentran listos para agredir a las personas que por cualquier motivo se atreven a cruzar “su territorio”.

Y todos esos machos y muchos más, son los agachones que viven bajo las normas que les impone el gobierno, pagan los impuestos que las autoridades quieren cobrar, y no son capaces de enfrentarlos, de exigir, de luchar por sus derechos, de reclamar a los que en el gobierno están haciendo mal las cosas.

No fueron capaces de enfrentar la pandemia con responsabilidad, guardando las medidas sanitarias, no son capaces de exigir que, si el presidente no funciona, que renuncie y elegir a otro.

Ven las injusticias que se cometen, incluso, muchas veces son víctimas de esas mismas injusticias y no hacen nada por corregir todo aquello que está mal, por el contrario, es cuando surge su “machismo” buscan, a alguien más vulnerable, para que page por su falta de valor.

Queremos cambiar al país y no comenzamos por nosotros mismos, queremos mejores policías y no los preparamos para que lo sean, no les compensamos con salarios dignos para que se comprometan, no los equipamos con lo necesario para que realicen bien su trabajo.

Ah, pero todos estamos de acuerdo en los jugosos bonos que se llevan los componentes de las cámaras, y por cualquier motivo, de los jugosos salarios que obtienen diputados y senadores, que al final de cuentas, no sirven sino para servir a su amo y señor, aunque sobre todo a sus intereses.

Queremos policías más eficientes y los castramos con la jalada esa de “abrazos, no balazos”, me gustaría ver al imbécil que expresó eso, bajo una lluvia de balas de AK47, saliendo al paso y diciéndoles, vengan para que los abrace o los voy a acusar con su mamá.

Vivimos en un país de machos, y es el momento de demostrarlo, siendo cumplidos y honestos con nuestra labor, respetando a las personas en nuestro entorno, aceptando nuestros errores, corrigiendo nuestras fallas, queriendo y respetando a nuestros padres, a nuestras parejas, a nuestros hijos, que son los que van a seguir viviendo en este país.

Es el momento de demostrar que tan machos somos, esforzándonos, cuidando a nuestros adultos mayores, respetando a nuestros conciudadanos de los estados, que acuden a las grandes ciudades en busca de una oportunidad de superación y no para ser víctima de discriminación.

¿Y tú… qué tan macho te sientes este día?

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