¡Qué incompetencia!

—En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse, así principia —Peter Lawrence y continúa— se denomina «hierarchiology» («jerarquiología»), según la cual toda persona que realiza bien su trabajo es promovida a puestos de mayor responsabilidad, hasta llegar a uno en que no es capaz siquiera de formular los objetivos de un trabajo, alcanzando así su máximo nivel de incompetencia.

Y no cabe duda que el principio de Peter, funciona, tal y como lo ha podido demostrar el licenciado Salvador Anguiano Moreno, quien se ostenta como secretario particular del rector Leonardo Lomelí Vanegas, y tal parece que están hechos tal para cual.

Ya lo dice el viejo y conocido refrán, “los bueyes juntos en la yunta, bien se entienden” y ni al giro ni al colorado, de los dos no se hace uno.

Si bien Anguiano Moreno, se dice secretario particular de rectoría, nosotros lo teníamos asignado como Coordinador de Gestión, aunque con eso de que en la UNAM todo se maneja en lo oscurito para que nadie se dé cuenta del tejemaneje que se traen, no nos extraña nada.

Salvador Anguiano Moreno, tiene el cinismo de mostrarse arrogante al afirmar:

—Soy una persona muy responsable, honesto con mi trabajo, proactivo, muy estable, tengo la experiencia para desarrollarme principalmente en el área financiera y como administrador de cualquier negocio.

Capaz de trabajar bajo presión, análisis y solución de problemas, habilidad numérica, sensibilidad al cambio y siempre en busca de colaborar para obtener los resultados que la empresa busca con el fin de lograr el crecimiento y con ello el mío tanto profesional como personal.

¡Mentira! ¡Mentira! El tal licenciado Anguiano, en su calidad de “particular” debería ser el encargado de hablar con la gente que busca al rector, de solucionar los problemas que se le presentan a Leonardo Lomelí, de atender a los estudiantes universitarios y brindarles todo el apoyo que se pudiera para que solucionaran sus problemas.

Pues no, Salvador Anguiano no es capaz de dar la cara, todo lo quiere arreglar por correo electrónico y se escuda en las secretarias que tiene alrededor para que le cubran las espaldas, ¿acaso ya llegó a su nivel de incompetencia?

Más bien nunca tuvo un nivel competente para ninguno de los cargos que ha cubierto en la máxima casa de estudios y ahora que lo ascendieron, está peor, aunque es claro que eso no importa ya que al doctor Leonardo Lomelí Vanegas, le encanta estar rodeado de gente incompetente, de fracasados administrativos.

Tal vez lo hace para que no se note tanto su propia incompetencia, o quizás lo haga para tener a quién echarle la culpa si las cosas siguen saliendo mal ya que sus manos más que de economista parecen de químico, todo lo que toca lo convierte en kgda.

No cabe duda que la máxima institución del país va de mal en peor, los mandos, que durante largos años han estado tragando del presupuesto, ya hicieron concha y les vale madre lo que pase con la comunidad estudiantil.

La mayoría de todos ellos, tienen por lo menos doce o dieciséis años mamando de un presupuesto que está asignado para que los universitarios reciban todo el apoyo posible para iniciar, continuar y concluir sus estudios universitarios y no para mantener a huevones y a pendejos.

Lo peor de todo es que no tienen la excusa de ser parte de la gente del imbécil mayor, el kks nacional, Andrés Manuel López Obrador, estos administrativos universitarios no pertenecen a la 4T, ni están afiliados a Morena, por lo que toda la ineptitud es suya.

Y este tal licenciado Anguiano, es sólo la punta del iceberg, en entregas posteriores iré mencionando y enumerando al resto de la manada de inútiles que conforman la administración de la UNAM, tal vez alguien haga algo para solucionar este problema, tal vez alguien intervenga para que las cosas funcionen de la manera adecuada.

No lo sé, tal vez a todo el mundo le valga madre y deje las cosas como están, de una o de otra manera, todo esto va a servir para que la gente se entere de la clase de zánganos que manejan la máxima casa de estudios.