¿Curvys o Delgadas? 2a parte

Retomando el tema sobre cuales mujeres son las mejores amantes, las llenitas o las flaquitas, escuchaos lo que dicen los hombres de diferentes edades y clases sociales sobre el tema:

La mujer flaca tiene un cuerpo francamente anguloso, duro, musculoso, y eso no le gusta a nadie. La mujer ideal ha de ser suave, blanda, curvilínea y cubierta de una capa tangible de grasa.

—«No concibo» —dice un defensor de las curvas, entusiasmarme con una mujer cuyos huesos puedo palpar.

No me gustan los huesos ni en las manos. Y en el momento del amor, quiero hundirme en la sensualidad de una mujer… llena, sobrada, bien llena, bien mujer».

Aparentemente “el momento del amor” no es igual en todos los casos, las flacas y las gordas dan sus sorpresas.

Ambas tienen su público. ¿Cuál de las dos es mas ardiente? ¿Cuál hace mejor el amor? ¿Cuál es la más atractiva?

Los hombres a quienes consultamos estuvieron de acuerdo en que eso de hacer bien o mal el amor, era algo que no tenía un tipo ante el cual se reaccionaban como por impulso, pero que siendo mujer con algo de atractivo, aunque sea en los ojos y su proceder provocaba en ellos una mejor actitud sexual.

Una gran mayoría se definió por la mujer firme, de busto definido y huesos revestidos de una cantidad razonable de «carne».

Muchos confesaron sentirse atraídos por mujeres francamente rotundas, y otros insistieron en sentir “la anatomía de la mujer, su forma básica, su esencia».

Algunas teorías son más interesantes que otras.

Parece que las gordas tienen la ventaja de despertar en el hombre el recuerdo de la madre. Son maternales y físicamente le ofrecen una sensación de bienestar que se relaciona fácilmente con los días en que volvía del colegio a una casa abrigada y acogedora.

Ahora que, si se vuelve a unos brazos y un seno abundante y tibio, hay quienes reaccionan emotivamente a esta situación tan evocadora y claramente emocional y sentimental por el lado materno.

Otro tipo de hombres, por el contrario, quiere proteger, cuidar, ser el árbol que da sombra, el defensor, el príncipe valiente, y este naturalmente se inclina por la mujer frágil, débil, y cuando llega al extremo, a la mujer niña.

—«Cuando me case con ella —me decía una vez un viejo que dedico su vida a mimar a la mujer con quien se casó— podía tomarle la cintura con ambas manos y dedos».

Y lo decía con ternura, con amor, casi con veneración.

Aquella mujer podría no haber tenido atributos, pero tenía el principal: era flaca. ¿Que decía ella? Que a través de cincuenta y tantos años de matrimonio su única preocupación habían sido las otras flacas.

De las gordas y las «llenitas» nunca se preocupó: él era hombre de pocas carnes.

En la encuesta del hospital Michael Reese, otro mito se derrumbó.

El que asegura que muchas mujeres ganan peso para escapar a las relaciones sexuales, y que la fisiología de la obesidad incluye un menor deseo sexual.

No solo se descubrió que las gordas tenían los mismos apetitos que sus hermanas las flacas, si no que en muchos casos sus necesidades sexuales eran mayores, razón por la cual estaban gordas: al no recibir suficientes demostraciones de afecto, comían para suplir esa falta.

Sí, aquello de que las gordas son menos apasionadas quedo desmentido.

Mientras las mujeres delgadas que tomaron parte en la encuesta estaban perfectamente satisfechas con la frecuencia de las relaciones sexuales, las pasadas de peso confesaron necesitarlas más a menudo.

Conclusión:

Si tu esposa engorda a ojos vista y come más de los debido, revise su conducta amorosa. Quizás esta en sus manos que ella vuelva a tener una silueta atractiva.

Por lo menos así lo afirma el doctor Abraham L. Friedman, médico especializado en el tratamiento de la obesidad.

Según él una vida sexual activa, reemplaza el deseo de comer.

El busto ocupo un lugar prominente en las conversaciones.

¿Cree usted que todos los hombres gustan de unos senos grandes?

Se equivoca.

Los hombres que contestaron la interrogante demostraron caer en dos grupos definidos: hombres a quienes gustan las piernas, y hombres que prefieren el busto.

Los dos grupos declararon mirar primero uno de los dos cuando una mujer llamaba su atención en la calle.

Y con frecuencia los hombres piernas dijeron no importarles mayormente el tamaño del busto, mientras los hombres busto aceptaban unas piernas menos que perfectas, si el busto era atractivo.

¿El tamaño?

Sí, los hubo que dijeron que un busto generoso ejercía sobre ellos gran fascinación.

Otros en cambio declararon que aquel les resultaba repulsivo y preferían unos senos pequeñitos pero firmes y bien formados.

De modo que ya ve usted, en realidad hay campo para todo el mundo.

Las gordas pueden echar una mirada alrededor y encontrar ejemplos francamente reconfortantes.

Ahí esta una Simone Signoret, quien perdió la silueta hace mucho tiempo, y a quien las mujeres más estilizadas y lindas del mundo han tratado en vano de quitarle a Yves Montand.

Simone sigue impasible, sigue comiendo, sigue gorda, y sigue al lado de Montand, uno de los hombres más «sexys» que ha dado el cine.

¿Y Rossano Brassi? Mientras las vedettes de toda Europa suspiran por él, el romántico italiano permaneció fiel a su mujer, una buena señora que fácilmente podía tomar el sitio de la gorda en el circo.

Otro ejemplo más nuevo: Ann Margret quien, a pesar de estar engordando a ojos vista, va de triunfo en triunfo.

¿Como lo hacen? ¡Son secretos de gordas!

¿Consuelo para las flacas?

Piense que Jackie Kennedy, que reino como primera dama de la primera potencia mundial, y que quiso llevar a Aristóteles a la presidencia de una Grecia republicana para repetirse el plato.

Mia Farrow que triunfo en lo que se propuso, haciendo y deshaciendo con muy poco peso.

Liza Minnelli, Judy Holliday, Silvie Vartan.

La lista es larga, la época esta de su parte.

Total, la ropa más linda viene en tallas pequeñas, las modelos profesionales que viven a dieta de hambre son quienes llevan la voz de mando, la tabla según la cual se mide a belleza de hoy…. ¿Quieren algo más?

Por otro lado, ya lo dice el viejo y conocido refrán:

«En gustos se rompen géneros» y un hombre que se precie de ser un excelente amante, debe saber que la mujer siempre es mujer, esté gorda, flaca, llenita, voluptuosa y hasta deforme.

Los expertos saben que hay mujeres gordas que hacen el amor de una manera deliciosa y exclusiva, claro, estamos hablando de las mujeres robustas, llenitas, no con gordura excesiva.

Este tipo de mujeres se entrega con toda pasión ya que se sienten agradecidas de haber podido despertar en un hombre la pasión y la lujuria.

Las mujeres estéticas, las que se considera como «buenisímas» no lo son tanto a la hora de hacer el amor, incluso pueden llegar a ser molesto estar en la cama con ellas, ya que por un lado se saben bellas, atractivas y con un cuerpo de ensueño, así que deben cuidar esos atributos.

Por otro lado, saben que si pierden esa belleza que les atrae a tantos pretendientes, simplemente ya no tendrán nada.

Esto es que a la hora en que van a hacer el amor, no quieren que se les manosee tanto el busto y muchas de ellas incluso se niegan a que se los mamen para que no se les aguaden.

Y las mujeres flacas, también sin llegar a la exageración, se entregan con mayor plenitud, se dejan llevar y tienen la elasticidad para adoptar las posturas más exóticas que se pueda uno imaginar.

No obstante, todas son mujeres y por lo tanto, pueden ser complacientes, cariñosas, tiernas, dulces y pasionales.

Y hay que reconocer que ellas siempre están dispuestas a hacer feliz al hombre que aman. Hay algo que debemos preguntarnos y respondernos con toda la sinceridad de que sea capaz uno que no sea hipócrita:

¿De qué sirve una mujer, gorda, llenita, voluptuosa o flaca, que sea pasional y manejable a la hora de hacer el amor, si el amante que tienen a su lado no sabe valorar a la hembra que tienen en su lecho? Se los dejo de tarea.

¿Y tú… que tipo de mujer prefieres…? ¿Sabes estar a la altura de ella?