¿De qué sirve?

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Hemos visto tantas películas de ficción sobre viajes al futuro y al pasado, que muchos han llegado a creer que eso es posible y hasta han hecho planes, en sus desequilibradas cabecitas sobre lo que podrían hacer o lo que harían si pudieran viajar en el tiempo.

Y es que, a todos nos gustaría saber lo que va a pasar en nuestras vidas por anticipado, a algunos, aunque fuera un par de días, otros, tal vez un mes completo, la mayoría desearía saber lo que les espera en sus vidas en los próximos años, y ante todo esto me surge una pregunta sincera: ¿Y para qué?

¿Qué haríamos los mexicanos si supiéramos que se acerca el fin del mundo?

Nada, simplemente nos burlaríamos y haríamos cuanta pendejada se nos ocurriera hasta que el mundo colapsara.

¿Valentía? ¡No!, ¿Irresponsabilidad? ¡Sí!

Y esto es general, desde los mandatarios, tanto federales como estatales, hasta los que no tienen un hogar donde vivir, ya sea por drogas, por alcoholismo o simplemente porque no les gustaba tener que seguir las normas hogareñas.

Si digo que esto es general, es porque los gobernantes que hemos tenido, nunca se han preocupado porque sus gobernados estén bien, vivan tranquilos y tengan prosperidad.

Desde la conquista española hasta nuestros días, los personajes que nos han dirigido, siempre han mostrado su ambición personal desmedida y buscan beneficios, tanto para ellos como para sus allegados, de ahí que al país se lo lleve la fregada.

Y la prueba más clara de lo que digo, la vivimos hace cuatro años, una prueba de fuego que la gran mayoría reprobó y aún se sienten felices con ello.

Por ejemplo, los políticos de todos los niveles: ¿Cómo es posible que, viendo lo que sucedía en China, no se tomaron medidas pertinentes?

Esto es, los anuncios sobre lavarse las manos, mantener la sana distancia, evitar tocarse el rostro, saludar con los codos, estornudar y toser de etiqueta.

Medidas preventivas para lo que se nos acercaba, pero no, no se hizo nada hasta que comenzaron los brotes en nuestro país.

Al resto de los irresponsables, bueno, los ciudadanos: ¿Cómo es posible que pese a lo que estábamos viviendo, aún había personas que pensaban que estaban de vacaciones?

Tal vez la rabia, la desesperación y la impotencia que estaba viviendo en ese momento sea lo que me lleva a cuestionarme sobre todos, pero siendo realistas, no estamos preparados para enfrentar calamidades y salir adelante.

Podrían decirme que con los sismos de septiembre del 85 y del 2017, los mexicanos estuvimos unidos y que nos solidarizamos y nos ayudamos para continuar con nuestras vidas, gracias a ello se pudo salir adelante.

Y yo les puedo asegurar que, con excepción de algunas decenas de personas, entre los miles que “ayudaron” en los escombros, lamayoría iba en busca de algún beneficio.

 Cual carroñeros, muchos buscaban rescatar “pertenencias” de valor de los afectados, para quedarse con ellas, al fin y al cabo, que nadie las iba a reclamar.

Otros trataban de hacerse presentes y de esa manera conseguir “algo”, por ejemplo, el crédito de alguna vivienda, misma que más tarde venderían al mejor postor.

No faltaron los que se colocaron en los grupos políticos, utilizando la desgracia y a las masas populares para destacarse y de esa manera conseguir un “hueso”.

Así que no se engañen, no estamos preparados, la prueba de ello es que, con lo que se vivió durante la cuarentena, con excepción de algunos buenos samaritanos que repartieron despensas y ayudas de manera altruista, nadie hizo nada, por el contrario, violaban la cuarentena y se convirtieron en propagadores de un virus que diezmó a la población.

Decía José Alfredo Jiménez que “la vida no vale nada”, tal vez así sea ya que los mexicanos estaban demostrando que no les importaba nada la vida, sólo que la de los demás y se pasaban por entre las piernas las medidas sanitarias.

En el mundo reconocen que el mexicano se burla de y con la muerte, y lo hace cada 2 de noviembre, pero no es así, nos burlamos de la muerte día con día, brincándonos los semáforos, conduciendo a más velocidad de la permitida, metiéndonos en sentido contrario, dándonos la vuelta en donde se nos pega la gana, sin importarnos que sea correcto no.

Nos burlamos de la muerte cuando vamos conduciendo y texteando con el celular en la mano, cuando tiramos basura en las calles, cuando vamos a las playas y las dejamos peor que un chiquero, cuando debemos hacer fila y nos la brincamos por nuestras pistolas, cuando en el metro nos sentamos en lugares exclusivos cuando no respetamos, ni a nuestras mujeres ni a nuestro país.

Así que, aunque me duela reconocerlo, no estamos preparados para conocer nuestro futuro por adelantado, no tendría ninguna ventaja para nadie, lo cual no deja más que una realidad, nos merecemos lo que nos ha pasado, lo que nos pasa y lo que nos pasará.

Nos merecemos el pésimo gobierno que tenemos, nos merecemos que los funcionarios públicos nos jodan día con día, nos merecemos a todos esos corruptos que sólo buscan su beneficio, después de todo, ¿no los elegimos nosotros mismos?

¿Y tú… crees que te serviría de algo saber que te queda un mes de vida?

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